Ante
el ataque y agravio que la LOMLOE supone
para la Filosofía, (no solo como
asignatura, la filosofía no es una asignatura más) la comunidad filosófica, en su práctica totalidad, ha salido al
espacio público a poner de manifiesto su absoluto
rechazo a lo que en ella se propone. La defensa inicial ha sido exigir, como
mínimo, UN CICLO DE TRES AÑOS DE ENSEÑANZAS FILOSÓFICAS EN 4º DE LA ESO (2 HORAS A LA SEMANA EN ÉTICA Y LA OPTATIVIDAD
DE LA FILOSOFÍA CON 2 HORAS A LA SEMANA), 1º (4 HORAS A LA SEMANA EN
FILOSOFÍA) Y 2º (4 HORAS A LA SEMANA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
Y 2 HORAS A LA SEMANA DE PSICOLOGÍA)
DE BACHILLERATO.
Pero, como la aprobación
de la ley es inminente y la disposición a modificarla por parte del Secretario
de Estado es nula, no queda más remedio que contratacar.
Como lo que está en juego es la respuesta a la pregunta por ¿por qué es necesario un sistema educativo
y qué fines debe perseguir?, y la filosofía es un saber radical que debe
tender, entre otras cosas, a la transformación y mejora de las condiciones de
vida de las personas, debemos tomar la palabra y recuperar el espacio que nos
hemos ido dejando arrebatar por la pedagogía y demás gurús que elaboran los
programas educativos. El ataque de la filosofía consistirá en cuestionar lo que hay para
cambiar, lo que no funciona.
En primer lugar, se hace
necesaria una reducción de horas de Lengua y Matemáticas (entre otras) en el currículo. La
mayoría de los estudiantes de ESO, cuando acaban, apenas salen sabiendo sumar y restar, y multiplicar y
dividir con calculadora en lo
concerniente a las matemáticas. Respecto a la Lengua, apenas salen sabiendo leer y escribir a duras penas,
sin capacidad para leer reflexivamente un texto, sacar conclusiones y
plasmarlas en un escrito coherente.
Desde primaria, se reservan 5 horas semanales a estas asignaturas para
obtener tan pobres resultados. Esas horas deben ser ocupadas por la filosofía,
que debe encargarse de impartir una asignatura obligatoria de lógica y otra de
filosofía del lenguaje.
En segundo lugar, es imprescindible la presencia de una
asignatura de Ética obligatoria en
todos los cursos de la ESO, con una programación de saberes acumulativos de
Ética y Política que recojan un aumento progresivo del conocimiento impartido
desde 1º a 4º.
Por último, la Filosofía debe ser el eje vertebrador de toda la enseñanza secundaria y bachillerato. Sin reflexión sobre cada una de las asignaturas no hay comprensión de lo que en ellas se imparte. Sin comprensión de lo impartido, no hay aprendizaje. Sin aprendizaje, el sistema educativo pierde su sentido si lo que éste busca es, precisamente, formar personas con conocimientos y capacidad de resolver problemas de la vida real. Si su intención es otra, habrá que ponerlo de manifiesto y denunciarlo.
Pero la cosa no quedará ahí. Las reivindicaciones de
vertebración deben llevarse a la primaria,
donde es fundamental educar a los niños más pequeños en la reflexión, el debate
dialogado y la capacidad de expresar con coherencia aquello que piensan.
Para ello, también es necesario reclamar enseñar Lógica de igual manera en que se enseñan las matemáticas,.
Igual que el niño entiende que 2+2=4 no se refiere a nada concreto y que tanto
2 como 4 son variables sustituibles por “2 sillas”, “2 personas”, “2
caramelos”… puede entender que si p entonces q, si se da p, se tiene que dar q
y que p puede representar “llueve”, “hace frío”, “no estudio”… y q hacerlo con
“el suelo se moja”, “cojo el abrigo”, “suspendo”... Cuanto antes quede esto claro, mejor para todos. Lo mismo para la
estructura de las fórmulas bien formadas y las que no o falacias. Se puede
estructurar un curso con infinidad de ejercicios donde se trabajen estos
contenidos.
Además, al igual que se aprende a realizar análisis morfológicos
y sintácticos, se puede enseñar en qué consiste el sentido o la referencia de
una palabra, por ir a lo más sencillo, análisis pragmático del lenguaje
relacionando significado y acción o teoría de la interpretación. Rápidamente se
pueden elaborar materiales y “libros de texto” a tal efecto.
Si lo urgente es impedir que la Ley Educativa LOMLOE salga tal como aparece en el
borrador, nuestra labor y nuestro compromiso no pueden quedarse solo ahí, hasta
enero. Batallaremos para que esto no se convierta un posible pan para hoy y un
nos vemos en la próxima ley educativa. Incluiremos a toda la ciudadanía en
nuestra reivindicación (ya que esto es un problema social, no gremial como se
ha intentado señalar). Si lo que encontramos en la actualidad son personas que
nada leen, o que solo lo hacen de betsellers o de cuestiones completamente
ajenas a “lo propio de los filósofos”, dirigiremos a ellos nuestra palabra. No solo el aula, sino también la plaza.
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