La Apología de Sócrates que Platón escribe es un relato donde se cuenta el juicio al que fue sometido Sócrates que condujo a su condena a muerte por ingesta de cicuta.
¿Quién acusa a Sócrates?
Meleto: un joven poco conocido que representa a los poetas.
Presenta la acusación por afán de notoriedad y por presión de Anito.
Anito: ciudadano pudiente y bien acomodado que en 409 a.C había
sido acusado por el fracaso de la expedición a Pilos de la que se había
encargado (aunque no como estratego), acusación de la que fue absuelto. Anito
participó de la caída de los Treinta Tiranos. Llegó a ser arconte, es decir,
gobernante. Representa a los artesanos y políticos.
Licón: orador de no mucho prestigio que solían ridiculizar
habitualmente los poetas cómicos por cuestiones como tener una mujer extranjera
y ser pobre. Representa a los oradores.
¿De qué le acusan?
·
Asebeia-
Impiedad, no creer en los dioses de la ciudad (y por tanto, proponer otros
nuevos)
·
Corromper
a la juventud (la búsqueda de la verdad que Sócrates pretende necesita de
la pregunta por lo que son las cosas (¿qué es la justicia?, ¿qué es el bien?,
¿qué es el amor?...) Esto implica que hay que poner en cuestión las
definiciones dadas hasta ahora y buscar una definición universal válida para todo el que se pregunte por estas
cuestiones. Como hace a los jóvenes dudar del saber tradicional, como los hace
no ser conformistas e indagar sobre lo que las cosas realmente son a través de
un proceso racional, los corrompe.
¿Por qué le acusan?
Parece claro que el verdadero
objetivo era deshacerse de un personaje doblemente incómodo: un hombre que se
consideraba demasiado comprometido con el régimen anterior y un librepensador
que podía desestabilizar el nuevo rumbo político. En Atenas se acababa de
restaurar la democracia, y la ciudad vivía todavía el tremendo trauma de la
guerra del Peloponeso, (431-404 a.C.), las luchas de la oligarquía por hacerse
con el poder y, sobre todo, el breve y terrorífico gobierno de los Treinta
Tiranos (404-403). El proceso de Sócrates, que no simpatizaba demasiado con la
democracia y que había sido maestro de Alcibíades y de Critias, el más violento
de los oligarcas, se explica bastante bien en este contexto.
Estructura del diálogo
1. Discurso
principal (17a-35d)
a.
Exordio
b.
Respuesta a los viejos acusadores (15a-24b)
c.
Respuesta a las presentes acusaciones (24b-28ª)
d.
Retorno al prejuicio general: el valor de la
misión socrática (28a-34b)
e.
Conclusión: no habrá súplicas emocionales de
clemencia (34b-35d)
2. Después
del veredicto: Contrapropuesta de castigo.
3. Después
de la sentencia (38c-42a)
a.
A los que votaron por la pena de muerte
(38c-39c)
b. A los que votaron por la absolución (39e-42a)
Comienza el diálogo con la
distinción que hace Sócrates entre los nuevos (Meleto, Anito y Licón) y los
viejos acusadores. A quien verdaderamente teme Sócrates es a los viejos, a los
que se han opuesto a él durante toda su vida vertiendo acusaciones falsas sobre
su persona. Cuando el Oráculo de Delfos le dice a Querefonte que Sócrates es el
más sabio de la ciudad, Sócrates, sabedor de su ignorancia, acude a los que
eran más famosos por su ignorancia. Primero acude a los políticos y de su diálogo con ellos concluye que no saben nada, ni
siquiera que no saben nada. Después acude a los poetas y de sus diálogos con ellos concluye que no saben de lo que
escriben, no escriben con conocimiento y que parecen más bien que lo hacen en
trance divino. Por último, se dirige a los artesanos,
que poseen saberes de los que Sócrates carece y comprueba que comenten el mismo
error que los poetas: por el hecho de ser buenos en su oficio consideraban que
entendía también las materias más elevadas, es decir, por saber de lo concreto
y específico de su arte, pensaban que sabían de todo. El oráculo lleva razón.
Nadie sabe nada y ni siquiera son conscientes de su ignorancia.
Por analogía asocia a los nuevos
acusadores con estos tres acusadores como representantes de cada uno de los
grupos que él investigó.
Después de esto, todos los temas
que aparecen en la defensa:
La ignorancia de Sócrates: Al menos él sabe que nada sabe y no cree
saber lo que ignora como lo creen los conciudadanos más ilustres. Es una
ignorancia limitada porque como él mismo dice en 29b, sabe que hay una
distinción objetiva entre el bien y el mal y que hay principios morales
independientes de las diferentes opiniones de uno u otro individuo y la
necesidad de descubrirlos es lo que hace que “no merezca la pena vivir una vida
sin examen”.
Los poetas no pueden ser la fuente del conocimiento.
Intelectualismo moral: es mejor sufrir el mal que cometerlo. Obrar
mal es malo no solo para quien padece la acción sino también para el que la
lleva a cabo.
El filósofo no puede participar
en política: si participas en política, siempre habrá una situación en la que
obres injustamente. El filósofo actuará como el viajero que se resguarda de una
tempestad detrás de una pared, contento de mantenerse libre de todo crimen y
terminar su vida con la serenidad de una buena esperanza.
En definitiva, matar a Sócrates
es matar el espíritu crítico y la libertad de pensamiento. No se adhiere al
100% a nada ni a nadie, siempre pone peros a todas las posiciones habituales y
por eso es molesto y “poco de fiar”. No deja de ser alguien que denuncia todos
los intereses particulares que se camuflan dentro del supuesto interés general.
Lo que a Sócrates le importa es la verdad (aletheia como desvelamiento), lo
universal que se oculta en lo particular, lo real que hay que descubrir
(desvelar) en lo aparente.
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