miércoles, 14 de noviembre de 2012

“LOS CUATRO PILARES DE LA EDUCACIÓN” por Jacques Delors, o la mentira del sistema educativo


El texto del que vamos a tratar forma parte del Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, concretamente  es su capítulo 4. Esta comisión, presidida por Jacques Delors, publicó en 1996 un informe en el que se establecían las pautas que  debían seguir los Sistemas Educativos de los países miembros de la Unión Europea. Delors, presidente de la Comisión Europea entre los años 1985 y 1995, fue uno de los mayores artífices de la construcción de la Unión Europea tal y como hoy la conocemos, estableciendo, entre otros aspectos, el modelo económico que Europa debía seguir para que la unión se llevase a cabo con éxito y el proceso continuase a lo largo del nuevo siglo venidero. Es necesario tener en cuenta este planteamiento para entender gran parte de las motivaciones que originaron el informe en general y el capítulo en particular. Se trata de establecer las condiciones necesarias para que el modelo económico que fundamenta la Unión Europea pueda llevarse a cabo con las mayores garantías posibles. Uno de esos fundamentos es la educación que los miembros de la Unión han de recibir, siendo ésta un pilar básico para que el modelo productivo funcione en el futuro. Por tanto, se trata de crear las condiciones necesarias para los individuos de todos los países miembros reciban una misma formación en sus aspectos generales, de manera que el sistema económico se nutra de esos individuos formados a la imagen y semejanza de la Unión.

Como resumen del capítulo, Delors considera que el Sistema Educativo se debe construir sobre cuatro pilares imprescindibles. En primer lugar, todos los países deben proponer un Sistema Educativo que potencie la competencia de aprender a conocer, es decir, que potencie la adquisición de los elementos básicos de la comprensión de lo que nos rodea y de los instrumentos mismos del saber. En segundo lugar, el Sistema Educativo debe desarrollar la competencia de aprender a hacer, de influir sobre el entorno propio de cada ciudadano, potenciando así la formación profesional de todo aquel que pase por la escuela, creando de este modo ciudadanos competentes en sus diferentes quehaceres. En tercer lugar, se debe potenciar la posibilidad de aprender a vivir juntos para participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas, por lo que, esta educación recibida permitiría, además, un aprovechamiento para toda la vida tratándose de un aprendizaje para toda la vida y durante toda la vida que tendría en cuenta siempre al otro y buscaría los objetivos comunes hacia los que la sociedad debe tender. En cuarto y último lugar, el Sistema Educativo debe tender a aprender a ser, es decir, a que el individuo reciba todas las herramientas necesarias para su desarrollo personal en todos los ámbitos del conocimiento, desde los más prácticos a los más íntimos,  y para la potenciación de la creación de ciudadanos responsables. Estos cuatro pilares están fuertemente ligados entre sí, siendo necesario el desarrollo de cada uno por completo para el buen desarrollo de los demás.

Estas son, básicamente, las ideas expuestas a la comisión. Siguiendo este camino, según el informe, se llegará a la formación de ciudadanos más responsables y conscientes del valor la sociedad, del respeto a las normas que entre todos nos damos e incentivará la participación ciudadana en los procesos de libre decisión característicos del sistema democrático. Es innegable el valor intrínseco de estos cuatro pilares para la formación de ciudadanos libres, conscientes de su libertad, responsables y participativos en la sociedad. Sin embargo, como he señalado más arriba, es necesario tener en cuenta quien preside la comisión para poder comprender con qué fin están diseñados estos protocolos de actuación. Si lo que está en juego es el propio fututo de la Unión Europea, parece necesario crear las condiciones apropiadas para que el camino esté lo menos bacheado posible. Es destacable el fuerte lenguaje económico que se emplea a lo largo del capítulo, sobre todo en la sección donde se explica cómo potenciar ese aprender a hacer del que hemos señalado sus aspectos fundamentales, cómo es su vinculación al mercado de trabajo y a la obtención de las competencias necesarias para desenvolverse con soltura dentro de tan complicado, controvertido y manipulado mercado. Parecería que, a lo largo de estas breves páginas, la disposición por parte de los Estados para facilitar a sus ciudadanos estas competencias está construida sobre la idea de inversión a cambio de beneficio futuro, facilitando unos conocimientos que luego revertirán en el mantenimiento de ese modelo político y económico. Cabría objetar que, si la educación va dirigida a la posterior incorporación del que la recibe al mercado de trabajo, será el propio mercado de trabajo el que dirigirá a los diferentes sistemas educativos en la dirección que les sea más provechosa, quedando el ciudadano escolarizado en un segundo plano respecto al fin para el que ha sido formado, es decir, constituyéndolo en mero medio para la consecución de fines mucho más lucrativos. En definitiva, lo que aquí ocurriría es que, como ha sido a lo largo de la historia, una minoría selecta y adinerada marcaría la cualificación que su mano de obra ha de tener en cada lugar desde la más tierna infancia y durante toda la vida, formando ciudadanos útiles para el desarrollo del mercado de trabajo en particular y sistema económico en general. Jacques Delors fue uno de los actores principales en la consolidación del modelo económico que debía seguir la Unión Europea (hay que recordar que, en sus orígenes y antes de cambiar a un nombre mucho más políticamente correcto, se trataba de la Comunidad Económica Europea (CEE), fruto de otras uniones comerciales como la CECA) y que los esfuerzos por establecer una Constitución Europea que aúne otros ámbitos diferentes al económico han sido baldíos, pues algunas potencias económicas de la Unión, como Francia, la han tumbado en los parlamentos o en las urnas.

En resumen, sin desdeñar los buenos propósitos que estos cuatro pilares proponen, donde, de cumplirse se llegaría a un nivel de formación ciudadana nunca antes conseguido en la historia,  se pueden señalar ciertas fallas en la aplicación práctica de estos propósitos, siendo aprovechados por los poderes establecidos para crear ciudadanos  aprovechables para el sistema económico, manteniendo el status quo y legitimando el actual orden de cosas.

La Historia de la Filosofía en el bachillerato a través del cine.


Unas semanas atrás, vimos cómo el cine podía ser utilizado con fines didácticos, utilizándolo como una herramienta educativa más que puede ser incorporada al aula. Ahora, vamos a proponer algunos ejemplos cinematográficos que servirán para apoyar la explicación de los diferentes autores que configuran el temario de Historia de la Filosofía del segundo curso de bachillerato. Estos ejemplos servirán para explicar, en la mayoría de los casos, algunos aspectos complejos de las teorías de los diferentes autores y no al autor al completo. También pueden seleccionarse cortes que pretendan poner en entredicho, es decir, servir de contraejemplo a lo expuesto por un autor, poniendo en juego todo el mecanismo de la argumentación filosófica. La elección de las películas no es cerrada, todo depende de la cultura cinematográfica del profesor que intente implantar este método. Las que se citan a continuación, sólo son algunas de las que se podrían utilizar. Sin embargo, es necesario hacer una advertencia. El cine se utilizará como herramienta de apoyo a las explicaciones teóricas dadas y no suplirá, en ningún caso, la base teórica que el alumno debe trabajar. El contenido filosófico de cada uno de los autores no puede ser reducido a la reproducción de un fragmento de película. El  uso del cine tiene que ser entendido como una invitación, una excusa o un pretexto, para que alumno se haga las mismas preguntas que el autor a estudiar plantea y para que  reflexione las respuestas que éste propone. Es un punto de partida hacia la reflexión filosófica y no un mero divertimento. No se trata de convertir la enseñanza de la filosofía en un espectáculo sino que se trata de hacer saltar la chispa de la reflexión crítica. Esa es la función que el cine debe desempeñar. A continuación, detallaremos algunas películas que pueden servir para explicar a los filósofos que componen el temario de segundo de bachillerato. En posteriores entregas, pasaremos a profundizar en cada uno de los autores analizando las películas seleccionadas. La relación es la siguiente:
0.   El cine y la producción de realidad. Relatos de lo real.
1.   Platón: La rosa púrpura de El Cairo (Woody Allen), o cómo salir de la caverna: el paso de la opinión al conocimiento; teoría de las ideas; apariencia-realidad; la vuelta a la caverna: Matrix (Lana y Andy Wachowski).
2. Aristóteles: Ladrón de bicicletas (Vittorio De Sica), Blow- up (Antonioni) o ¿es posible retratar la realidad “tal como es”?  ¿Es verosímil el resultado? La sustancia y los accidentes: Spiderman (Sam Raimi) o Shrek (Adamson y Jenson).
3.  Agustín de Hipona: Agostino d´Ippona (Rossellini).
4. Tomás de Aquino: El nombre de la Rosa (Jean Jacques Annaud) y la contextualización del pensamiento de la Baja Edad Media. Pensamiento platónico-agustiniano frente a pensamiento aristotélico-tomista.  La semilla del diablo (Polanski), la Providencia Diabólica y la necesidad de la justificación de la existencia de Dios.
5.   René Descartes: La ventana indiscreta (Hitchcock), El Show de Truman (Una vida en directo) (Weir) o el engaño de los sentidos. Desafío total (Verhoeven), el sueño y el conocimiento racional, claro y distinto.
6.  David Hume: Babel (González Iñárritu), Reservoir Dogs (Tarantino), Pulp Fiction (Tarantino) y la crítica al principio de causalidad. Ramón y Cajal (Forqué), la experiencia y la experimentación en el conocimiento tras la Revolución Científica.
7.  Inmanuel Kant: Delitos y faltas (Allen), Solo ante el peligro (ZinnemanN), Casablanca (Curtiz) y el imperativo categórico. ¡Debes! El cumplimiento del deber como objetivo de vida.
8. Jean Jacques Rousseau: Historia de una revolución (AKA La revolución Francesa) (Enrico y Heffron), María Antonieta (Sofía Coppola) y la teoría del contrato social.
9.  Karl Marx: Z (Costa-Cavras) o J.F.K.: caso abierto (Stone), la relación entre pensamiento, política y poder. ¿El cine como alienación?
10. Friedrich Nietzsche: La soga (Alfred Hitchcock), Apocalypse Now (Francis Ford Coppola) y Sin perdón (Clint Eastwood). Superhombre, Voluntad de poder y transvaloración de todos los valores.  Más allá del bien y del mal (Cavani) o la vida como un todo.
11.  Ludwig Wittgenstein: Metrópolis (Lang) y El Ángel Azul (von Sternberg): Mostrar y decir. Los crímenes de Oxford (de la Iglesia) y las Investigaciones Filosóficas.
12.  José Ortega y Gasset: Los amantes de círculo polar (Medem) y Los santos inocentes (Camus): perspectivismo, historicismo y raciovitalismo. La importancia de la circunstancia. 

jueves, 1 de noviembre de 2012

LOS ACTOS DE FE


              Durante años, la Modernidad luchó contra la fe religiosa para explicar la realidad. Ya no valía atribuir a Dios el origen de todas las cosas y el hombre se propuso como tarea investigar aquello que le rodeaba. Fue el embrión del desarrollo de todas las ciencias, que se proponían explicar la realidad desde presupuestos demostrables, haciendo de la observación y experimentación el único camino para llegar a un verdadero conocimiento de la realidad. En la búsqueda de la verdad regida por principios que todo el mundo pudiese constatar se consagró un modelo de conocimiento que intentaba sacar a la humanidad de su estado de ignorancia, la doxa platónica, para llevarla a un estado de conocimiento arraigado en bases científicas. Se trataba de sacar al común de los hombres de su estado de fe en que las cosas eran tal y como la Iglesia las describía para que dieran un paso más y se encaminasen por la senda de saber científico y filosófico. Ejemplos de este giro los encontramos en pensadores como Descartes, Spinoza, Leibniz, Hobbes,  Newton, Galileo, Locke, Hume o Kant, que creó escuela con su “atrévete a saber” (sapere aude). 

Este ha sido el camino de la Modernidad hasta que el modelo económico actual ha impuesto una regresión a la fe como modo de conocimiento de las sociedades occidentales actuales. Pero ya no se trata de una fe en un Dios creador que nos explique aquello de lo que no encontramos explicación sino de una fe en el propio sistema económico y político. Se trata de creer en las bonanzas de este sistema sin preguntarse las raíces del mismo, de llevar a cabo un acto de fe en la democracia o en el cautivo libre mercado sin valorar si lo que en la actualidad se llama democracia o libre mercado se corresponden con una democracia tal y como teóricamente se ha venido entendiendo desde los tiempos de Pericles o con la posibilidad de que realmente sea posible un mercado libre. Las gentes menos informadas asimilan las ideologías transmitidas desde los nuevos púlpitos que son los medios de comunicación y repiten una y otra vez los dogmas de fe que desde estos medios les llegan hasta convertirlos en “verdades” aceptadas por la mayoría. Los grupos de poder crean discursos asimilables por los pueblos y se los inculcan desde la escuela para que la verdad sea sólo aquella que les beneficia, consiguiendo fieles (feligreses) de su causa. Así podemos ver, una y otra vez, una escena que se repite en todos los países occidentales: personas supuestamente educadas en carísimos sistemas educativos que siguen los ritos de esta nueva religión, donde el rezo más común es algo así como:

La democracia es el peor sistema de gobierno si exceptuamos a los demás.
Ora pro nobis.
El libre mercado es la única forma de garantizar el desarrollo de todos los pueblos.
Ora pro nobis.

Marcuse: El hombre unidimensional y su vigencia

  Vamos a prestarle atención a una frase que Herbert Marcuse nos regala en una obra que lleva por título El hombre unidimensional escrita ...